Gran terremoto de Japón Oriental y sus consecuencias


Terremoto, tsunami y crisis nuclear en Japón

Alfredo Ramírez.-
Foto tomada de: Europapress.com
Con una magnitud de 9 grados en la escala de Richter, el terremoto que sacudió las costas japonesas el 11 de marzo de 2011, es señalado como el peor ocurrido en esa nación debido a los graves daños ocasionados, y el quinto más poderoso a nivel mundial.

 

Datos oficiales señalan que cerca de 45.700 construcciones y 230.000 vehículos fueron destruidos por el evento sísmico y posterior maremoto en la costa del país nipón. Sin embargo, a estos datos habría que sumarle lo que se considera la peor consecuencia; más de 20.000 personas muertas y 7.000 heridos.

A 400 kilómetros de Tokio
El movimiento telúrico tuvo su epicentro a 400 kilómetros de la ciudad de Tokio a las 14:46 hora local y su profundidad fue localizada a 32 metros, teniendo varias réplicas de intensidad elevada previa y posteriormente al evento principal.
El desplazamiento de las placas tectónicas trajo consigo violentas olas de maremoto de hasta 40,5 metros, las cuales pasarán a la historia acompañadas por las docenas de imágenes y videos que muestran desde automóviles hasta buques y edificios arrastrados por la corriente en las prefecturas de Fukushima y Miyagi, siendo éstas las más afectadas.
En este orden de ideas, investigaciones de la NASA a través de la tecnología satelital, comprobaron que el sismo desplazó 2,4 metros la posición de la isla japonesa y alteró el eje terrestre en aproximadamente 10 centímetros; acortando adicionalmente la duración de los días en 1,8 microsegundos.

Emergencia nuclear
Pocas horas después del inicio de la tragedia, las autoridades informaron sobre fallas en los sistemas de enfriamiento de la planta nuclear de Fukushima Daiichi debido al colapso en el suministro de energía.
El desastre sobrevino con las explosiones en los reactores 1 y 3 de la central los días 12 y 14 de marzo respectivamente, convirtiéndose éste en el peor accidente nuclear después de Chernobyl ante el inminente riesgo de fusión de los reactores.
Con radiación 1.000 veces superior a la habitual en las zonas aledañas a la plata nuclear y 1.850 veces mayor a la permitida en el mar, el gobierno nipón comenzó su batalla por controlar el sobrecalentamiento en las barras de combustible, valiéndose de camiones cisterna para lanzar agua en los edificios que albergan los reactores. No obstante, no sería sino hasta nueve meses después que las organizaciones internacionales avalarían el fin de la crisis.
Recientemente el Estado japonés, a través de un extenso panel de expertos, dio a conocer sus planes de prescindir totalmente de la energía nuclear para el año 2040, lo que supone un cambio radical en la política tecnológica y energética del país asiático y un aprendizaje traumático de la emergencia de 2011.



Vea también: Documental sobre el inicio de la crisis


 



 
 


 

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