Terremoto, tsunami y crisis nuclear en Japón
Alfredo Ramírez.-
Foto tomada de: Europapress.com |
Datos oficiales señalan que cerca de 45.700
construcciones y 230.000 vehículos fueron destruidos por el evento sísmico y
posterior maremoto en la costa del país nipón. Sin embargo, a estos datos
habría que sumarle lo que se considera la peor consecuencia; más de 20.000
personas muertas y 7.000 heridos.
A
400 kilómetros de Tokio
El movimiento telúrico tuvo su epicentro a 400
kilómetros de la ciudad de Tokio a las 14:46 hora local y su profundidad fue
localizada a 32 metros, teniendo varias réplicas de intensidad elevada previa y
posteriormente al evento principal.
El desplazamiento de las placas tectónicas trajo
consigo violentas olas de maremoto de hasta 40,5 metros, las cuales pasarán a
la historia acompañadas por las docenas de imágenes y videos que muestran desde
automóviles hasta buques y edificios arrastrados por la corriente en las
prefecturas de Fukushima y Miyagi, siendo éstas las más afectadas.
En este orden de ideas, investigaciones de la NASA a
través de la tecnología satelital, comprobaron que el sismo desplazó 2,4 metros
la posición de la isla japonesa y alteró el eje terrestre en aproximadamente 10
centímetros; acortando adicionalmente la duración de los días en 1,8
microsegundos.
Emergencia
nuclear
Pocas horas después del inicio de la tragedia,
las autoridades informaron sobre fallas en los sistemas de enfriamiento de la
planta nuclear de Fukushima Daiichi debido al colapso en el suministro de
energía.
El desastre sobrevino con las explosiones en los
reactores 1 y 3 de la central los días 12 y 14 de marzo respectivamente,
convirtiéndose éste en el peor accidente nuclear después de Chernobyl ante el
inminente riesgo de fusión de los reactores.
Con radiación 1.000 veces superior a la habitual en
las zonas aledañas a la plata nuclear y 1.850 veces mayor a la permitida en el
mar, el gobierno nipón comenzó su batalla por controlar el sobrecalentamiento
en las barras de combustible, valiéndose de camiones cisterna para lanzar agua
en los edificios que albergan los reactores. No obstante, no sería sino hasta
nueve meses después que las organizaciones internacionales avalarían el fin de
la crisis.
Recientemente el Estado japonés, a través de un
extenso panel de expertos, dio a conocer sus planes de prescindir totalmente de
la energía nuclear para el año 2040, lo que supone un cambio radical en la
política tecnológica y energética del país asiático y un aprendizaje traumático
de la emergencia de 2011.
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